Nuestra historia está marcada por las ampliaciones de nuestras instalaciones.
Acontecimientos que, sin duda alguna, marcaron puntos de inflexión. Por ejemplo, a mediados de los 60 se amplió la bodega de aceite con nuevos depósitos metálicos y nuevos trujales revestidos. La Cooperativa se adaptó a una creciente capacidad productiva.
Ya en los años 80 se sustituyeron los sistemas de prensas por las centrífugas horizontales. Esto cambió totalmente el aspecto de nuestra fábrica y se dio un salto cualitativo y de rendimiento de trabajo. Cambió la forma de trabajar y las nuevas tecnologías del sector nos llevaron a conseguir aceites de mayor calidad y a tener nuevas percepciones de los aceites producidos.
A mediados de los 90 llegó la producción ecológica y con ella un gran cambio: la introducción de un sistema de envasado.
Supuso un cambio en el papel de la comercialización y se empezó a apostar por aumentar el valor añadido de los productos obtenidos en la propia Cooperativa. Esto llevó a tomar una decisión: profesionalizar la toma de decisiones, por lo que se creó la figura de la dirección. Con ella se dio un empuje en la búsqueda de una diferenciación, fomentando la identidad propia de los olivares de la Sierra de Los Pedroches.
Con el arranque del siglo XXI se llevó a cabo una ampliación de nuestras instalaciones con una nueva bodega de depósitos de acero inoxidable, específica para nuestro aceite ecológico.
Y es este valor el que las personas de Olipe, cada cual, desde su responsabilidad, el que defendemos con nuestra actividad. La producción ecológica no es más, que potenciar el valor intrínseco de esta comarca, ecológica en sí misma, pero que hace que la protejamos y mantengamos viva. Y es así como se nos devuelve nuestro trabajo: con su cosecha, con la calidad de sus aceites, con su picor y amargor característicos que nos recuerdan que no fue fácil la tarea, pero su salud nos da y mejora la vida.
Olipe es diferente y, también, singular. Nuestra casa, la Cooperativa, ha sabido integrar las nuevas tecnologías en extracción de aceite dentro de un edificio singular que mantiene la misma estructura de los edificios originales. Aquellas construcciones de los años 50 dieron vida a unas fábricas adaptadas a aquellos tiempos. Hoy en día todo es muy diferente, pero en Olipe hemos conservado e integrado lo nuevo con lo original.
Un patio como zona de recepción de aceitunas por parte de las personas socias, dominado por el granito de sus adoquines y un espacio que no ha cambiado desde sus inicios, en que se integran nuevas maquinarias que facilitan la labor de la recepción.
Hemos respetado los antiguos patios de trojes y las edificaciones originales, construidas con el material autóctono, el granito, y dado paso a nuevas instalaciones, integradas en su conjunto y en las que se ha optado a mantener estos materiales originales y estructuras típicas del lugar.
Hemos respetado los antiguos patios de trojes y las edificaciones originales, construidas con el material autóctono, el granito, y dado paso a nuevas instalaciones, integradas en su conjunto y en las que se ha optado a mantener estos materiales originales y estructuras típicas del lugar.
